sábado, 10 de diciembre de 2011

mucho ruido y pocos noises


Fecha: 8 de Noviembre
Banda: Sonic Youth
Lugar: Teatro de Verano


seis gambas por ver dos gambas

Siempre  torbellinos violentos y las inaudibles y furiosas bolas de sonido me hacen hacer en los pantalones con parches de Kumbia Queers y Black Flag, Fun People y Rapture, todos a blanco y negro, menos el de fun people, por supuesto.

Esa noche, en la entrada del Ramón Collazo, un montón de boludos que no sabían qué hacer de sus vidas, habían decidido invertir su dinero en una experiencia que los sacara un poco de la alienación de siempre, de la paja y de la Seregni, del pradito con mate y de la puta de la diaria. Al otro día volver al trabajo, inventar una anécdota interesante para contar a los compañeros, justificar el dinero, que igual se iba a ir de otra forma, quizás más, quizás menos placentera. Llevar la camarita y filmar como el orto un tema que suena mucho mejor en el disco o en videos que están buenos, pero que su Misiego-rocker no les permite dejar de filmar para verlo y comentar en su muro “pá, qué buen toque, acá les dejo un poco, y miren por favor esas piernas que tiene Kim...egrrr!!”. Entonces recibir seis, siete comentarios y como dieciocho me gusta, y, recién ahí, casi diez, quince horas después, esbozar la primera sonrisa que dejó el toque, justo antes de ir al baño a dejar el caco más solemne del mundo. El caco de la gloria.

Venia de días previos cansadores y de poco comer. Quizás eso sirviera para desembocar en lo que dentro de unas palabras pasare a relatar. Como termino una noche esperada, en un infierno de paranoia y taxifascimo. Las primeras chelas a las 5 se tomaron con despreocupación, hablando de política y coyuntura nacional, en un momento le comento a E : -La posta es ke a mi siempre me gusto Nirvana, si fuera nirvana ta, igual es lo mas cerca que se puede estar, mi no emoción depende de otras cosas también, ese estado de noanimo, igual va pa i-.
Tocaba Sonic youth, la entrada un regalo del siempre amigo M, las vísperas algo descontroladas y nocivas, mi cuerpo ene se momento una ameba. Vengo a flotar repetia mi mente mientras caminábamos hacia el parke rodo.

Al lado mío había un guachito de camisa a cuadro que no paraba de gritar frases que iban de qué buena esta banda bo, tenés que escucharla!! (a su acompañante que se notaba le quería pegar una trompa en la geta para callarlo) hasta qué impresionante cómo suenan la re puta que lo parió!!! No pueden más!!  La mejor banda del mundo!!! Su hiperactividad empezó a intranquilizarme y me corrí unas cuatro filas más arriba donde se aprecia mejor el ruido y se sufre menos la gente.  Desde ahí todavía escuchaba los comentarios reververados por la guitarra de Thurston, pero ya sin tanta molestia.

 El coso se había ido al barco pirata para probar drogas nuevas y yo largué con impaciencia para llegar tempranito y estar de frente al escenario pronto para la hermana menor y que se fuera a vomitar tranquilo. En el teatro la gente era poca y los revendedores no sacaban dinero. Me puse mal por ellos, una mala inversión pensé. Tenía que tener su desquite en la otra primavera, la de la alegría de ntvg, los auténticos y agarrate catalina. Así poder dar de comer a la familia de la música.
En cambio yo venía de días descansados y de abundante comida. Esperaba este evento como quien espera la manteca al ver la tostada pelada. Con un entusiasmo recatado pero expectante, como la mayoría, supongo. Así es que al momento de estar allí presentía que todo iba a ser corto y tramitado.

Los viejos sonicyuteros con sus mujeres y sus hijos. Los viejos sonicyuteros de la patria habían comprado la entrada al día de la salida y se les notaba en la cara. Parecían esas viejas que van con la reposera al tablado a primera hora, termo, tortafrita y maté.

Trate de colarme de la parte de los giles (como yo) que pagaron un poco para estar más cómodos que los bobos de atrás del alambrado, hacia la parte de los pastranas que pagaron mucho para estar bien cerca de la banda para las fotos, las púas y las pajas y a la vez, estar bien lejos de los bobos sin dinero detrás de las alambradas.
En un plis plás estaba adentro y bastante cerca del escenario. Como buen lúmpen.

Se presentaron con un sonido monótono y poco pueril. El desparpajo había quedado en la ronda la noche anterior donde se vio a Thurston abrazado de dos muchachos sonrientes y babeados. Mientras Ronaldo firmaba autógrafos en la puerta del hotel y Kim (la única que sabe) se cepillaba a un púberfan para refrescarse de cosas viejas. De cuando jugaba guerras de agua con Kurt sobre las vías del tren, y se reía a escondidas de Thurston, de cuando tiraba adherentes usados al público.

Yo me drogué con  cuarenta y cinco gramos de tabaco cerrito, tratando que sea peruano. Pero eran cerrito, y nadie lo puede negar.

Para los que buscaban locuras veintegenarias y payazescas se les puede recomendar buscar en youtube. Si el videito de la camarita digital no quedó tan bueno como pensaban que iba a quedar, siempre se puede hacer un enlace más loco, y colgarlo en el muro.


Yo la rokie, mal, a alguien se le ocurrió subirse al barco pirata, yo sabia que no debía hacerlo, mi mente inundada de porro retorcía mis pensamientos poco claros y pusilánimes, siempre me siento mal en esos juegos del diablo, cierro los ojos y grito y pienso que perdí el tiempo y dinero, pero por hacerme el lokito seguí a la manada hacia el matadero,  mi cuerpo y mente empezaban a deteriorarse de manera paulatina y sin retorno. Un camino de ida. De repente estaba adentro del teatro y sonaba la hermana menor.

Los cuatro señores cincuentones seguían ahí parados, mirando sin mirar. La indiferencia más noise que podían tener frente a la gran cantidad de armazones gruesos que se veían de entre el público. No hicieron las machacadas de sus años dorados. No rompieron amplificadores, ni estropearon siquiera. No bailaron desaforadamente corriendo sobre el escenario, no. Sólo tocaron. Lo mejor que pudieron hacer. Hacia el final las dos guitarras chocaron una con otra, pero sin ganas, como cumpliendo el contrato pautado. Casi se miraron con lástima de sí mismos, como rompiendo una regla de dignidad. Pero tocaron, y lo hicieron bien.
se tú.