lunes, 27 de febrero de 2012

Noche de Swing, noche de Rockabilly



Fecha:25 de Febrero
Bandas: Dr. Kalambreh One Man Band, Rudos Wild, Los Intrusos
Lugar: Apartado Bar
Tiempo: Tormentoso
Clima: Húmedo (sub-tropical)


Ultimo sábado de Febrero, día caluroso que culminó en Tormenta eléctrica. Las propuestas eran ir un toke en el cuadrado (pista de patinaje que está enfrente a la casa de Mercosur), en dónde tocaban bandas indies, de esas que tocan habitualmente en la Diaria. Ir a Amarcord (Julio y Herrerra, y San José) que tocaba Fast Cobrass y otras bandas Hard por 30 pesos. O sino ir a la dichosa fiesta Rockabilly,  de la mano de Los Intrusos que después de un año volvían a pisar las tablas.
La aventura empezó… tomé mi birrodado (bicicleta) y mi chamarra, fui a buscar a mi colega, y juntos partimos, sin dinero después de una semana carnavalesca sin trabajo. No sabíamos a dónde íbamos a ir. Pedaleábamos  fuerte pues los truenos y las gotas empezaban a caer. Nos decidimos por ir al toke de Apartado, llegamos y la lluvia se largo fuertemente.

Dr. Kalambreh One Man Band es un enmascarado, con aspecto de mejicano  rufián  sus instrumentos son una viola, un bombo de pedal, un pedal de hit hat, y su voz amplificada primeramente por un megáfono, y luego por el micrófono. Musicalmente suena similar a Amazing One Man Band, también tiene un colega enmascarado que lo acompañó, juntos rocaron “Horror Beach”.

Rudos Wild ellos tocaron en segundo lugar,  algo particular fué que su baterista, no fue el actual Sancho, sino que tocó el mismísimo Moreno el baterista anterior . Mientras tocaban se acercó mas gente, y también gente linda con tatuajes incluyendo mujeres, tocaron sus temas de siempre, alguno que otro de Social Distortion. Su guitarrista alias El Cachete tocó su guitarra salvajemente haciéndome acordar a The Hellacopters. Peyo el cantante se lo notó contento disfrutando de la velada.

 Los Intrusos para mi la única banda de Rockabilly que hay en Uruguay, dieron clases esos chavos…. Ale su guitarrista tuvo que tocar con la guitarra de Peyo de Rudos Wild, porque la de él no funcaba. Los Intrusos demostraron gran swing sureño, música que se prestaba para bailar y disfrutar a todo ritmo, cosa que poca gento hizo, pues  yo si baile hasta cansarme. Ellos si saben de Rockabilly poseen la técnica para tocar  Rockabilly y por suerte no hacen temas de Papo. Un tema de ellos que recuerdo y me gustó, uno que dice “los chicos quieren Rockabilly “ .Hicieron un hit de Elvis, un tema de los Ramones “The kkk took my baby away”, y creo que otro de Edie Cochran y otros que no recuerdo. En fín un gran festin del rock vintage.




                                                                                                                       Por Tirikitiski Fox

viernes, 24 de febrero de 2012

Los reformados y un toque de Juana Chang

Fecha: 23 de febrero (cumpleaños de Mirtha Legrand)
Bandas: Juana Chang
Lugar: Solitario Juan


Te levantaste aturdido. Te estas volviendo nazi o el mundo se esta humanizando mas que vos. ¿Qué mierda esta pasando? Hace dos días Blanca Rodríguez presentaba una nota sobre la mejor arma para el pequeño comerciante… Al final tanto defender la igualdad de género y los libros de cartas del general, solo sirvieron para mejorar la sonrisa cuando vamos a la pausa. Blanca Rodríguez… te harías un par de líneas con su nombre y pensarías en esas mujeres forjadoras del país que a ella tanto le gustan, Luisa Luisi, Rosa Luna, Belela Herrera o nosequién.

Al final de cuentas si Blanca presenta entrevistas a armeros, porque vos no te podés volver facho libremente. Vuelve, me paso la vida, frente a la tv en tu canal. “Tengo que armarme” Pensaste a la mañana, justo cuando el desayuno se vio interrumpido por chilenas. “Madre Mía! Santísima Mierda! ¿Por qué importamos chilenos para que vengan, estudien, se reciban y se vayan a laburar a otro lado, que somos, el liceo del mundo? No es de reaccionario pensar esto” Pensás.

En el fondo te come el bichito y de a poco la cabeza va girando a la derecha. Es normal en gente adulta, todos fuimos rebeldes alguna vez, pero al crecer las cosas cambian, ves todo en perspectiva, y entendés cosas que antes por díscolo no. Son maneras de justificarte. A lo mejor no sos un facho, sino un pobre ciudadano liberal, en el uruguay de los ipods gordos y los delivery de sushis.

Por suerte hay vino y a la noche toca Juana Chang a pocas cuadras. Juana te va a entender. Juana te va ayudar. ¿Qué camino debes elegir? Refundar la JRN o quedarte por fuera de todo esto. Montevideo es una burbuja inmobiliaria y vos especulas con su explosión. Si todo fuera como antes, el vino a quince pesos, los amigos compañeros e HIJOS haciendo escraches. Pero ahora, dan pensiones a familiares y se quedan piola, los amigos son mezquinos y el vino un lujo.

Lo peor de todo es acordarse de las personas. Ese es tal y ese tal otro. Hace diez años era así o asa. En el nuevo Uruguay el antiguo joven anarco universitario es un pelotudo con sueldo y mujer haciendo palmas al ritmo de la música. Lo esencial es no desentonar, ni en la ropa ni en las palmas. Tu ropa no esta tan mal a pesar de no ser vintage. Por eso una vez conseguido un banco, te miras el toque. Juana Chang te gusta. Es ella y una guitarra. Parece una versión femenina del kamikaze o en el peor de los casos una Martina Gadea argentina. Empezás a sentir unas nauseas que te acompañaran el resto de la noche. No es bueno pensar en Martina Gadea. El toque transcurre y te aburrís. La gente aplaudiendo te da tristeza. Algunos empalagados se van a jugar al pool arriba.

Ay! Cabecita reaccionaria, si fueras un civil civilizado, quemarías psicología o atentarías derecho, pero el mundo evoluciona y en el Solitario Juan podes canalizar tus frustraciones al módico precio de una cerveza mastra.

Al final Juana Chang te ofrece una pista: “Las kumbia queers no vienen a Uruguay porque cotizan mucho” Te quedas pensando en ese verbo, cotizar, cotizar, cotizar. Tu bolsa de valores ha perdido algunos puntos, ya no se aguantan los recortes en Europa.

jueves, 16 de febrero de 2012

no tan solitario portillo


Fecha: Miércoles 16 de Febrero
Lugar: Solitario Juan
Banda: Portillo



Porque fue acompañado en casi la mitad de los temas por los guitarristas de genuflexos. Porque los mundos arpegiados que genera a base de guitarra acústica contienen pedazos de vidas, diálogos inconclusos, aullidos desgarradores casi eternos. porque a veces aparece el fantasma de prodan, porque algún chafa que anda por ahí, como sin querer detiene el vaso que casi llega a su boca, detiene el buche por un instante y contempla al tipo ese medio pelado ya, en el medio de algo que parece improvisado pero no. Porque no hay forma de no prestarle atención sin morir en el intento.

Llegue, me pegue un ferne, me tire en el piso y estire mis piernas (venía de un 5). El toque duró el ferne, había un puñado nada mas contemplando, y estuvo bien eso. Después me fui, cuerpo y mente cansados, como derritiéndose.

folk endulzado y de facón



Fecha: sabado 11 de febrero
Bandas: Areguá / Tarumán/ De Madera/ Los de Salta/ Mbohapé/
Lugar: Pan de Azúcar


Arrancamos por la 73 bajo el rayo del sol de las siete de la tarde. Arrancamos caminando por esa calle abalastrada que es la ruta 73. Íbamos a un festival de folklore. El anterior en Gregorio Aznarez no había estado tan mal. Supongo que con bastante whisky ningún festival de folklore del interior está tan mal. Pero este era diferente. Había tenido mucha más difusión y más bombo en todo sentido. Con Rico no sabíamos qué esperar, ya que ese exceso de personas no nos daba buena espina.

Caminando despacito, teníamos unos seis kilómetros por delante. Rico me había pedido el celular con mp3 para escuchar los dos temas de siempre, Con un Fasito de Al otro lado del rancho, y Guacha de mc caco. Eran los dos temas que más había escuchado en toda la semana. Era bueno para olvidar y para caminar durante mucho pero mucho rato al rayo del sol.

Como quien no quiere la changa nos tomamos dos dedos que nos solucionaron bastante la cuestión del tiempo. A las ocho el sol seguía molesto y persistente, y estábamos a las puertas de la ciudad de los pan dulces (gentilicio de Pan de azúcar) sobre la ruta diez. A un lado de la ruta el camino hacia la ciudad, al otro, el estadio donde iba a desarrollarse el gran festival. Como era de esperar aún no había llegado ni el loro al estadio, así que, como habíamos planeado, nos dispusimos a repetir la sucesión de actividades que realizamos en Gregorio Aznarez, con la esperanza que nos fuera más o menos igual de bien. Como primer punto del orden día, nos dirigimos al boliche que fuera el más de viejo fulero. Las calles vacías y el sol aún inclemente alargaban nuestras sombras mientras caminábamos como imbéciles alrededor de la plaza principal en busca de un bar. En ese momento me dieron ganas de escuchar algo como folsom prision pero no tenía cómo. Detrás nuestro, y como siguiéndonos, había una camioneta de televisión nacional, con un cameraman en la cabina abierta trasera. Obviamente, después de dos o tres bares cerrados y desérticos, terminamos en un bar dunbar. Allí pedimos dos cañas y salimos a fumarnos nuestros tabacos mientras veíamos a la gente cómo esperaba su transporte en la parada de la calle principal de la ciudad. El primer mal indicio fue que nos sirvieron la medida en un vaso común en vez de hacerlo en la clásica medida en donde el aguardiente llega hasta el borde del vaso y uno tiene que chupar apurado para que no vuelque el contenido altamente alcohólico. La caña no era lo que se dice la caña de Aznarez, pero a esa altura me propuse dejar de comparar toda cosa que hiciera con lo que había hecho en Aznarez porque iba a terminar muy mal, aparte de la frustración que iba a producirse a cada paso que diera. Así fue que nos fuimos rumbo a continuar con nuestra tarea de llegar lo más borrachos posible a la hora de las bandas. 

En el camino que iba desde la ruta hasta la ciudad (unas siete cuadras) habíamos visto unos tres carros de chori, una heladería improvisada en el frente de una casa, una venta de ropa americana,y un puesto de lentes. En mi cerebro había quedado grabado el carrito número uno que había visto. El pibe que atendía tenía una cara simpaticona de canario alegre e ignorante que me inspiraba confianza. Podría pasar toda la noche comiendo allí sin agarrarme ningún tipo de pestes intestinales. Estaba seguro. Así fue que fuimos con Santo Rico, mi compañero de andanza, hacia el carrito más honesto de todo el Pandia, forma cariñosa que utilizan los pandulces para referirse a su ciudad.  



Ahí nos clavamos dos panchos con todo y un chori cada uno. Luego nos dirigimos hacia lo que era el único almacén disponible para conseguir whisky y vino a consignación. Una coca y a otra cosa.



Ya entonadísimos llegamos al Estadio donde una maraña de gente iba serpenteando de un puesto de empanadas, a otro de panchos, a otro de chori, a otro de ropa cassual, a otro de lapiceras y así. La gente se movía mucho y muy rápido y siempre con cosas en las manos: comidas, bebidas, hijos, hijos de otros, más bebidas, reposeras, más niños. Con Rico nos sentamos en el pasto con el vino en la mano y a ver a los Areguá, una banda que bien habría podido fundar el finado Pablo Estramín. Tenía todo lo que se necesita. Incluidos los temas del mismo Estramín. A decir verdad la banda de veteranos gordos y de faja con bombacha se dedicó a homenajear al Sabalero y al Pablito. Y así hicieron dos o tres temas de cada uno. Con los pianitos esos tan típicos de la balada de los adolescentes. Durante los temas permanecimos sentados, sólo por el hecho que nuestras pansas llenas no pudieron moverse de allí por un buen rato. Al terminar esta banda nos empezaron a rodear familias enteras con muhas reposeras y niños. Era una verdadera invasión. Atinamos a salir corriendo. Salimos y buscamos algo qué hacer. No había. Volvimos a entrar. Nos quedamos en la puerta viendo la gente pasar. Entramos de nuevo y dimos vueltas por los puestos de ropa que estaban todos amontonados atrás de los castillos inflables y las maquinitas. En este transcurso de tiempo tocaron Tarumán y De Madera. Dos bandas más o menos folklóricas que se dejaban escuchar y que nos permitieron recorrer y conocer a la gente del lugar.   

Los de Salta fue una buena banda con raíces milongueras y buenas letras sobre facones y mujeres y saber perder y esas cosas sobre las chicas yeye. Cuando tocó Mbohapé ya no tenía capacidad cerebral para escuchar nada ni decir nada. Habíamos empezado a sentirnos como sapos de otro pozo. Eran las dos de la mañana y al otro día arrancar temprano como todos los días. Aunque fuera domingo. A limpiar playas. A comer sol. En un par de ocasiones nos encontramos con compañeros limpiadores que al otro día no fueron a trabajar. Ellos dijeron por medidas sindicales pero como suele suceder era por medidas cautelares de sueño y resaca.
Nosotros con resaca, sueño, cansancio, hambre y muy poco rock encima nos volvimos caminando para seguir en la cadena productiva, alimentar el bien mentado turismo, y así todo.

Llega gente a casa y me voy a prender un cigarrillo. Hacen 29 grados de calor y a la gente no le gusta leer cosas largas.