Fecha: 10 de septiembre, 2011
Bandas: Julen y la Gente Sola, Naturälis, La Chan-c, Buenos Muchachos
Lugar: Liceo Miranda, Teatro de Verano
La excusa: No a la baja de la edad de imputabilidad, 6% del PBI para la educación.
Los toques gratuitos en los liceos dicen mucho del mundo en su condición natural, nos muestran el estado de la música regional en forma cruda, sin refinar, pero casi siempre resulta ser la mejor. 4 de la tarde; llegamos temprano al liceo Miranda, que lentamente… con la llegada de la gentuza cotidiana yorugua, se transformaba en un epicentro. Con bebidas espirituosas en mano, hicimos de la calle nuestro asiento, de los arboles nuestro baño, y esperamos con mesurado optimismo el arranque del Woodstock uruguayo por excelencia.
‘Julen y la Gente Sola’
Esta banda fue la gran sorpresa del festival. Un joven con su guitarra, típica silueta Dilanesca, se apoderó del escenario. Era música del lado ‘Indie’ del espectro; la tarde se teñía de psicodelia. Empezó en solitario con temas folk lentos, y tema a tema se fueron sumando el resto de la banda. Aparecieron más instrumentos: una Melódica (ese que es como un teclado de mano pero que hay que soplar), guitarra eléctrica… formación que se mantuvo por un rato… y para el último set más pesado de temas, se sumó una batería y un teclado. Las letras eran una apología a las drogas (la merca es mencionada explícitamente), la vida, la identidad, y el “a donde vamos”, profundo por donde se mire. Recomendada, muy a lo “Belle and Sebastian”. Autodefinida como “pop ingenuo/ canción de habitación”.
‘NATURäLIS’
El momento esperado, una de las mejores bandas de rock progresivo de Uruguay. Mística e incomprendida, el misterio perpetuo. No estamos hablando de virtuosismo pretensioso o ráfagas incomprensibles de acordes de 9na; el fuerte de este elenco es la creación de un ambiente único, movilizar el éter mismo de la música y llevarte a terrenos desconocidos. Hicieron covers de “Vuela a mi Galaxia” de Psiglo, banda que recorren muy seguido, y “Dedos” de Totem. El teclado esquizofrénico de Matías Fabra erizaba la piel, con un virtuosismo rivalizado solo por el guitarrista. Sin embargo, el punto alto fue su propio tema “Le Suite Dulce de Leche”. En otras ocasiones este tema ha durado 20 minutos, pero en versión corta y feroz de no más de 8 minutos, fue igual de épico. Concluyeron con una sesión de Jazz libre acompañada por el recitado de un esquizofrenico poema de su propia autoría. El cantante, que bien podría ser el Carisma personificado, conforme avanzaba el tema distorsionó severamente su voz con “vocoders” hasta el punto del irreconocimiento de las palabras. Esto nos lleva a que la letra es solo un artificio del significado de la música, y es posible hacer de la voz nada más que un instrumento, como hacía “My Bloody Valentine”.
Otra destacada fue la banda cumbiera “La Chan-C”. No la escuché mucho porque ya estábamos emprendiendo la retirada, pero puedo constatar que esos güiros nunca fueron rascados mejor.
Como miscelánea cabe señalar lo ricas que estaban las tortafritas vendidas a económicos precios, y los Dj’s que pasaban música electro entre banda y banda.
La noche aún estaba en pañales… Eran las 8 y el toque siguió hasta las 12, pero en ese momento nos fuimos del Miranda, porque “Pedro Dalton y sus Buenos Muchachos” tocarían en el teatro de verano.
No teníamos entrada, ni plata… pero nuestra determinación por ver el toque, aunque sea desde la reja, fue suficiente para ponernos en camino. Un repleto ómnibus nos llevo hacia donde la geometría urbana pierde su dominio ante aquel “verde” lugar, Parque Rodó.
Minitas por doquier con la banana de Andy Warhol estampada: Habiamos llegado. Nuestro plan estaba en marcha.
“Colarse” es un acto de cuestionable ética, si, pero vivimos en un mundo oportunista: vimos nuestra oportunidad y la tomamos. Existe un agujero en el alambrado perimetral del “Ramón Collazo”. Con la banda ya tocando sus primeros temas adentro, aprovechamos que una mujer (dios la tenga en la gloria) distrajo al patovica, para emprender una vertiginosa zambullidla hacia el interior. Fue Dantesco! No solo tuvimos éxito en nuestra empresa, sino que en lugar de quedarnos en la platea alta, descendimos hasta el último circulo, quedando contra la mismísima rejilla que nos separa de la banda.
El homoerotismo que emitía Pedro Dalton fue evidente al escuchar gritos de hombres que le declaraban su amor. Hubo más cambio de vestuario que en un concierto de Lady gaga. Pero dejemos de lado la nota de color, y vayamos a la música: Que producción! hubieron 2 theramines, elementos exóticos de percusión, sintetizadores analógicos, sierras circulares, chapas, todo lo que haga ruido sirve. Fue una pared de sonido que nos invadió de principio a fin. La batería galopante, el toque “siniestro” de la voz de Pedro, confluyeron en el clima épico, emotivo, profundo y escalofriante de siempre. No por nada estamos ante lo mejorcito del rock uruguayo. Hubieron muchos temas del próximo disco “Se pule la colmena”, que ya sonaron (y fueron recibidos) como old-hits. Puntos altos para mí fueron “La langosta”, “He never wants to see you”, “el faro” y “Temperamento”.
La noche se iba, como todas, con un zumbido en mi cabeza pero con la satisfacción de una jornada orgásmica. Me acorde de esa película de Clive Owen que decía que el ruido agudo es el de células auditivas muriéndose, una vez que se acabe nunca vas a escuchar esa frecuencia de nuevo. La noche se despide; no diciendo adiós, solo diciendo.
Jamborí