Facha: Sabado 22 de octubre, 2011
Bandas: Sir Andy McGregor, Animales que Atacan, Intraterrestres, Hijo Agrio y muchas más
Lugar: Complejo poli funcional Playa Hermosa
Amanece en Playa Hermosa. Mi mochila huele a vino, y lo seguirá haciendo hasta que decida meterla en el lavarropas; programa largo y con mucho detergente. Digo “amanece” pero en realidad son las 2 de la tarde, resulta ser uno de esos gloriosos días nublados en los que parecen ser las 10 de la mañana perpetuamente. Me levanto con un leve dolor pélvico producto de dormir sobre 4 sillas toscamente colocadas en fila. Y es que dormir sin cama es un arte que lleva años dominar, yo por lo pronto soy solo un cinturón amarillo. Salgo de la casa y veo un bioma no muy diferente al que habrá existido al día siguiente de Woodstock: Campo, nubes, carpas, gente tirada, guitarras acústicas, ojeras.
Todo arrancó el sábado anterior. Fue un día de música, pizza y positivismo al pié del cerro. Un encuentro cultural entre Montevideo y Maldonado. Bajamos del copsa y llegamos al lugar tierra adentro siguiendo el sonido de los B-52. Nos recibió, entre la parentela de siempre, un recorte de Nano Fole pegado en la chimenea.
Cayó la noche y los primeros en poblar el escenario fueron Sir Andy McGregor and the Golden Shower Crew. La jipiada presente se regocijó y celebró el modernismo. Bandas yoruguas pueden sonar de mil formas, muchas veces inspiradas en décadas pasadas. Acá tenemos una que suena ser hija directa del tiempo en que vivimos, o por lo menos de la última parte de los 90, con ese estilo experimentaloide y trip-hopero.
Los pilares son los vocalistas: Ella bien podría ser Bjork o Beth Gibbons, con una voz íntima y misteriosa. Él es Thom Yorke, acompañando con guitarra acústica. Cantaban todo el tiempo en Ingles, tan bien que hacía pensar que eran anglosajones expatriados. Pero era el despliegue musical de todo el elenco lo que más los separaba de las bandas de estos lares. Se parecían a Portishead en el tono viajero, energético y, a tiempos, oscuro; con algo de Radiohead por su mezcla de sensibilidades eléctricas con guitarra folk. El ritmo era pausado y elástico, marcado por su batería virtual muy bien orquestada, con algunos otros artificios digitales que le daban color. Alternativa y muy recomendada.
La noche se hacía madrugada, los barriles de cerveza se sucedían uno tras otro, y llegaba Animales que Atacan. Arribaron con una estampida de música primal y sustanciosa, que te hacia vibrar el costillar. El bajo estaba en posición prominente delimitando melodías pegadizas, con el amplificador a máxima potencia. Me la habían descrito como noise-pop, pero creo que fue un poco más pop que noise esta vez. Por alguna razón me recordó a Queens of the Stone Age. Se disfrutó. Más tarde unas visiones en el techo captaron mi atención…
Interrumpimos la crónica de Jamborí, un momento.
No hablaré del toque, porque espero que haya más crónicas que esta, principalmente quisiera leer la de Lakim y Marco Border, forjadores del Playa Hermosa Fezt. Además, ni recuerdo las bandas que había, sé que me gusto una de Maldonado que se llamaba Intraterrestres y tocaban detrás de una sabana anti-jipi, esta banda terminó y caminé hasta donde la música se dejara de escuchar, fueron unas cuadras. Volví. Atrás de la casa me encontré con amigos e inventé una excusa para subir al techo. Y si ponemos velas todo alrededor del techo?. Bueno dale, me dijeron ellos. Invite a ella y nos subimos por una escalera que parecía querer ceder en cualquier momento. Teniamos muchas velas, al principio quisimos prenderlas y el viento no dejaba. Con paciencia y una botella, logramos encender una que luego se calló donde tocaba otra de las infinitas bandas que no recuerdo, temí un incendio. Ya era con prenderlas vamos a tirarlas. Divisamos un objetivo, una mujer que le dicen la santa. Velas a la santa. Piedras al toko. Capucha y amor. Los objetivos se corrían, sin saber de dónde venían los proyectiles. Reímos. Subió Lakim y en un tono diplomático nos dijo “che, gurises, dejen de tirar, a la gente no les gusta y los tienen identificados”. Lakim bajó. Cuerpo al piso, miramos el cielo. Ojala no estuviera tocando nadie. ¿Y si subimos al cerro? ¿Y si vamos a la playa? ¿Y si entramos a una casa vacia?. Primero hay que bajar. Nos han sacado la escalera. Lo de gente que nos quiere pegar va en serio. Ey! Ayúdennos, devuélvannos la escalera. Ey! Amigo. Ustedes son la sombra, ustedes son la sombra, repetía el que no nos quería devolver la escalera. Somos buenos, dije. Cinco minutos de discusión y bajamos. Estaba empezando otra banda.
No hablaré del toque, porque espero que haya más crónicas que esta, principalmente quisiera leer la de Lakim y Marco Border, forjadores del Playa Hermosa Fezt. Además, ni recuerdo las bandas que había, sé que me gusto una de Maldonado que se llamaba Intraterrestres y tocaban detrás de una sabana anti-jipi, esta banda terminó y caminé hasta donde la música se dejara de escuchar, fueron unas cuadras. Volví. Atrás de la casa me encontré con amigos e inventé una excusa para subir al techo. Y si ponemos velas todo alrededor del techo?. Bueno dale, me dijeron ellos. Invite a ella y nos subimos por una escalera que parecía querer ceder en cualquier momento. Teniamos muchas velas, al principio quisimos prenderlas y el viento no dejaba. Con paciencia y una botella, logramos encender una que luego se calló donde tocaba otra de las infinitas bandas que no recuerdo, temí un incendio. Ya era con prenderlas vamos a tirarlas. Divisamos un objetivo, una mujer que le dicen la santa. Velas a la santa. Piedras al toko. Capucha y amor. Los objetivos se corrían, sin saber de dónde venían los proyectiles. Reímos. Subió Lakim y en un tono diplomático nos dijo “che, gurises, dejen de tirar, a la gente no les gusta y los tienen identificados”. Lakim bajó. Cuerpo al piso, miramos el cielo. Ojala no estuviera tocando nadie. ¿Y si subimos al cerro? ¿Y si vamos a la playa? ¿Y si entramos a una casa vacia?. Primero hay que bajar. Nos han sacado la escalera. Lo de gente que nos quiere pegar va en serio. Ey! Ayúdennos, devuélvannos la escalera. Ey! Amigo. Ustedes son la sombra, ustedes son la sombra, repetía el que no nos quería devolver la escalera. Somos buenos, dije. Cinco minutos de discusión y bajamos. Estaba empezando otra banda.
Era Hijo Agrio. Una gozadera insular que hay que ver para hacerse una idea de cómo es. Es un poco rock, un poco jazz, un poco experimental y un poco noise. Completito.
Hubo muchas que tocaron después. Felpa Acida sé que estuvo buena, pero no recuerdo cómo sonó. La llevaba bien hasta ahí con el estilo surf de Intraterrestres y la música rock-friendly que venía sonando, pero en un santiamén se llenó de bandas hardcore punk que me hicieron moverme a otros lugares. Y si, naturalmente los que vamos a toques nunca vemos la grilla completa, nuestro período de atención tiene un límite. En ese momento me retiré a disfrutar la parte gastronómica, viendo de lejos como el festival termina sin pena y con gloria.
Jamborí_ toda la crónica
Aliosha _apartado del techo
.