Chicle

Fecha : 11/06/2011

Lugar : La Trastienda

Bandas : Max Capote / Estelares

Hoy no es un día perfecto. Active tarde, blasfemé, flemé. Creo haber discutido con cada persona que me dirigió la palabra. Hoy no es un buen día. Será mejor dormir, miro las pastillas, y hago acuerdo de dos entradas que me regalaron para el toque de la noche. Me acuesto y miro el techo.

¿A quién carajo, le gusta Estelares? A mí. Y ni siquiera puedo explicar por que. Hay cosas que simplemente son. Que ocurren. En este caso tengo la idea que cierta ambigüedad de las letras me atrae. Esa cosa entre lo lírico y lo estúpido. Entre lo grandilocuente y lo pasmoso. Entre los sentimientos amorosos y la abulia. que le encanta ir a la cama conmigo, pero no quiere nada mas, repetido constantemente en un estribillo, parece ser una declaración de la Coca Sarly, y a ellos parece que les va Armando Bo. También Leonardo Favio. En todo caso no puedo encontrar referentes suyos en el rock, y si los hubiera para mi serian bandas de mierda.

Conseguir un acompañante así, complicado. Los más están enfermos, mis amigos en el cerro, otros han dormido mal o simplemente disculpa, bo! No voy. Me mando solo y regalo la entrada que sobra, en la puerta a no-se-quién. Entro. Esta empezando Max Capote, la puta madre, me olvidé de fumar porro.

Nunca escuche Max Capote. Creo que cuando comenzó su carrera, ya no me interesaba escucharlo. Y aún sonando paradójico, es cierto. A decir verdad me gustó, pero la verdad no tiene mucho interés. Menos aún fundamentos. ¿Qué quieren que les cuente? A Capote le picó la saicomanía también. Lo extraño de este caso es que para adscribir a la teoría sudamericana del nacimiento del punk (hoy todos sabemos que el punk es mas andino que Guillermo, mas savage y bolivariano) recurrió a la revista Bilboard. En su favor diremos que no tocó Demolición y si Ana. Una canción que le va mejor, por estilo y espíritu.

Debo decir a los efectos del relato que tampoco he ido a La Trastienda. Un lugar progregarcha al que solo iría con entradas regaladas. Salgo al intermedio y no me olvido de fumar. Seguimos.

La gente de este blog es prejuiciosa y en sus crónicas, les gusta sistemáticamente encasillar a las personas que asisten a los toques. Así, van formando una fauna nombrable, y adjudicataria de ciertas características comunes, un ethos, una forma y/o una droga. Creo mas, que eso se hace con carácter de estudio donde se hallan objetivizadas personas que con carácter denostativo. A pesar de todo, no me detengo a mirar la concurrencia, me sudan las manos, estoy mareado por el hijo de puta que ilumina y despeinado. El lugar era eminentemente cheto. Rock cheto, como lo que empieza.

Entro al segundo acto. Estelares esta por empezar. Voy a la cantina y efectúo el gasto inútil del mes. Un vaso de jugo de naranja, cincuenta pei, dayrico. Me lo tomo de un saque no sea cosa que pierda el gusto a cincuenta pesos. Arranca.

Estelares tiene muchas referencias porteñas en sus letras, una carga un poco difícil sobrellevar. No me interesa que Boca sea campeón mundial, ni que la marca de cigarrillos sea Virginia Slim, ni que esperen un ruiseñor en Colón o se vayan a un Hermitage en Mardel. Pero eso se resuelve a través de cierto arrabalerismo moderno, en una banda donde sus intenciones abiertamente no son más que meter temas en la radio (y los tiene a montones). Manejan un mundo que va desde De La Hoya a Paul Klee, pasando por Los Años Locos y alguna otra película insignia.

Tocan mucho. Muchas no conozco y la demás gente tampoco. Me entretengo con los temas conocidos. Son varios, todos irradiables… Aire, Ella dijo, El corazón sobre todo, Mariposas, Las vías del tren. Dejan fuera, Un dia perfecto (por suerte, ya bastante tenemos con la cortina de mierda del programa homónimo e idem), En la habitación y De La Hoya.

Al último me pongo la capucha y parto. No sea cosa que me reconozcan, encima.

A pocas cuadras pelea Cris Namús. Seguro que estas esperando que noqueé al retador.