viernes, 29 de abril de 2011

Hotel Waffle

Lugar: la diaria
Fecha: viernes 22 de abril 2011
bandas: Hotel Paradise, Los Waffles




Escribir es un ejercicio de memoria. En el caso de crónicas como estas, que se cocinan en la pachorra cotidiana, la demora usualmente significa menos detalle del que se había pensado, o mejor dicho: uno simplemente se olvida de todo. Una de las preocupaciones que hemos compartido entre los que hasta ahora mantenemos el blog es precisamente ese, el tiempo que demoramos en escribir y cómo si lo hiciéramos más cerca de las fechas en que los tokes ocurren, más gente se colgaría y diversas conjeturas por el estilo. Pero ahora, mientras escucho Trashmen y lo dedos me vuelan siguiendo el ritmo arrollador, fuerzo a la memoria a que vaya escupiendo hechos. 
Lo primero que aparece fue el bochorno del final. Los Waffles, la banda argenta que cerraba la noche, venía haciendo su cuarta o quinta canción cuando les apagaron los equipos y largaron música de fondo. Perplejos, asombrados y después quemados, los cuatro dejaron el escenario, mientras el batero se agarraba los huevos y se los ofrecía al público. Según dijo el del sonido de la diaria, cortó el toke porque el cantante había roto dos micrófonos. Muy raro. Yo creo que no les gustó que el cantante fuera un gordo zarpado, que agitaba una prominente barriga peluda ante el público, que se movía y bailaba como desquiciado y que cuando empezaron a hacer su versión en spanish de I wanna be your dog, el mencionado cantante se arrodilló frente a una de las chicas de tacos que ocupaban las primeras filas y le encajó la cara en la concha. La chiquilina medio horrorizada, primero se rió y después empezó a recular, mientras el público no se animaba a ponerse a bailar. Es raro eso en la diaria, no hay pogo, no hay baile, nadie se acerca demasiado al escenario. 
La banda pintaba interesante, un batero firme y una minita al bajo, una muñeca ella. 
Las otras dos bandas que tocaban esa noche eran Hotel Paradise y Luz Mala, y ahí nos enteramos que se festejaba el octavo año del sello argentino Rastrillo Records, para el que se ofreció un aplauso. Es el que editó en Argentina a Motosierra y Culpables. 
A Luz Mala llegamos tarde, pero según contó la flaca mientras me mangueaba un tabaco fue que tenían como cuatro guitarras y se entreveraba todo el sonido y no se entendía un carajo. No gustó demasiado. 
A Hotel Paradise sí la vimos. Pero no tengo mucho para decir, en realidad. Sólo que no podía dejar de pensar que parecía una franquicia de Motosierra, con quien comparte bajista y batero. En vez de Markitos, que se agitaba petiso entre el público, está Nico Barcia, ex chico eléctrico, que canta y lleva la guitarra con gracia. Era bastante cómico notar el parecido entre el Wallo y el personaje principal de la peli que se proyectaba en la pared mientras la banda tocaba. Simón del desierto, también de Buñuel. (Nótese el parecido en la foto tomada por la cámara indiscreta de la música). 
El boliche estaba lleno desde que llegamos, mucho moderno, algún reventado cuarentón eléctrico como Andy Adler y Gabriel Barbieri. Ahí está Pedro, me dijo la flaca, pero tardé demasiado en encontrarlo porque es bastante bajito y se me perdió entre la gente rápidamente. 
El principio de la noche fue en realidad en Cinemateca, en la bendita semana del festival, que este año son dos. La única actividad decente para todos los muertos que no nos vamos de esta agonizante ciudad durante la semana turística igual de agonizante. Entonces, uno se sienta ahí, saca la petaquita de ocasión, se ofusca un poco si alguien se sentó justo delante y le imposibilita poner los pies sobre el asiento delantero (en eso, los altos de 18 son los mejores) y se deja atrapar por la pantalla. Se puede vivir la pesadez de de la miseria rusa, descubrir la impresionante industria cinematográfica en la ex- Yugoslavia de Tito, taparse los ojos cuando el yakuza japonés se corta un dedo en señal de lealtad, o bien confirmar todo el alcohol que se beben tanto irlandeses como brasileros. Y si se hace el esfuerzo, se puede encontrar a un austríaco maratonista que también afana bancos sin que le tiemble el pulso y sin disparar un puto tiro.  
En realidad, el último recuerdo está al lado del teclado de la computadora, en dos discos. Rastrillo Records había montado una mesita en la que vendían algunas de sus ediciones y de otros sellos que aca no llegan. Mesas que en tiempos pre internéticos, eran el delirio de nosotros imberbes, que aunque no tuviésemos dinero suficiente, algún disco siempre salía. Esos compilados de punk que traían 20 bandas, 15 de las cuales eran desconocidas y nos traían un poco de aire fresco (ninguna referencia al cuquito Lacalle con esto). Esos que eran los primeros en prestarse y en rayarse. 
El puestito lo regenteaba Pirulo, el capo del sello. Buena onda el chabón, colgado, nos sacó charla y nos aceptó el regateo. Así este blog continúa aumentando su colección de discos (que aparecerán en estos días en la pluma, junto con los del Alabama boy prometidos en unos posts más atrás. No desesperen, que todo nos cuesta un Perú). En este caso, fueron Boneshaker baby de Vince Ray y Horny as hell de los Fuzztones. 
Ahora estimados, antes de culminar nuestro mensaje de este viernes, advertimos a aquellos que no lo hayan notado en la cartelera de la música acerca del duelo surf que esta noche se llevará a cabo en la ciudad: desde aquella esquina de la ciudad vieja, pasando los 30 años de edad, con varios discos editados, los supersónicos se presentan en Lindolfo, como cierre de la proyección de Bobby Holly. En esta otra esquina, los retadores, rejuntados desde distintos pantanos del plata, los nóveles Ultraman, se presentarán a puro garage surf en Decibelios, el antro inevitable.  
Este blog se torció por unos de los tokes, pero eso lo sabrán la próxima semana. Agur!
laV.

domingo, 24 de abril de 2011

todos puto

Lugar: Decibelios
Fecha: 09 de abril, 2011-04-10
Bandas: Nelson Olveira / Elementos / Animales que atacan / Magenta


Me vuelvo caminando con una impresora Cannon  ip1900 que llevo sobre el asiento de la bicicleta, y que me encontré milagrosamente al lado de un contenedor a las cinco y media de la mañana. Creo inocente que servirá de algo. Pienso que fue un largo sábado.

la justificación
Luego de salir de ver una película sueca, en donde tetas y crítica social se unen como pocas veces he visto, me dirijo a decibelios a ver la banda de mi amigo, Animales que Atacan. Como todo toque en MontevideoAgoniza, creo que empieza al menos una o dos horas después de lo que indicaban los afiches, así que estaba seguro que llegando a las doce y media-una, estaba sobrado. Igualmente apuro la pedaleada por si las moscas. Cuando llegamos con “una amiga que me encontré en el cine” a la escena, encontramos personas que nos decían cosas balbuceadas fruto del sudor que se cuela en la boca. Entendí algo parecido a que el toque fue una cosa de locos. esto me hizo sentir un poco mal, sobre todo porque era una banda que hace tiempo no veía. Según parece fue el mejor toque donde la banda dejó todo y los espectadores salieron satisfechos con el desempeño de los músicos y con la bola de sonido de los animales furiosos. Las caras sudadas de las pibitas y los pibitos lo decían todo. Sólo el rifle, un tipo que era de palabra, me dijo la guitarra muy sucia, viste?, no se escuchaba la voz, claro, el rifle era un tipo de palabra pero nunca había visto a los Animales que Atacan.  Ahora queda lo peor, me dijo la Viloria (que había, según ella misma, disfrutado mucho del concierto y decía todo el tiempo que la banda se había superado, siendo que era la tercera vez que la veía), como malignamente, como parte de su pequeña venganza, jodete, te queda la sobra. Está bien, ahora a aguantar lo que se venga. Primero el vino. Tinto. Sin eso nada. El rifle, que es un tipo de palabra, prometió volver con el vino y lo esperamos más de media hora, pero el rifle, que es un tipo de palabra, volvió con el vino que sabíamos que iba a traer.

Empezó a tocar Elementos y sin mucha gana me voy acercando lentamente a decibelios. Abajo tocan los Expulsados. La parte elitista del rock. Mientas a unos los veían por cincuenta y luego de las once por las ganas, a los porteños había que abonarles doscientos nuevos pesos en puerta y poner cara de niño bien. Había una puerta trasera por el baño a la que traté de acceder, pero un gordito con cresta me limitó el paso. Y me dio salida muy amablemente. Me acerco al escenario para ver qué ofrece la banda, y me quedo viéndoles como tratando de entender, salgo, y a por el vino, entro de nuevo y me percato que suena deltoya, tema al que no me puedo resistir aunque quiera. Desde ese momento no tengo una noción exacta. Sé que hay unos borrachos que molestan todo el tiempo, de esos borrachos alegres y tristes que vagan por ahí. Hay unos amigos de la banda y otros más. Con la botella 500 de paso de los toros a medio llenar de tinto traído por el tipo con más palabra de montevideoAgoniza en mano, me voy alejando hacia un rincón oscuro, bien oscuro, lo suficientemente oscuro para esperar. Sólo esperar a que algo pase.

mis amigos cian y cerúleo 
El nombre más maraca que escuché en mucho tiempo es lo primero que se me vino a la cabeza cuando pronuncian el nombre de la banda. Pero cuando empieza Magenta me sorprendo. La cantante de calzas deportivas negras, all stars roji-negros y camperita nike negra y verde con piercing de lunar Marilyn. Alternando su registro vocal entre los balbuceos seductores de pj Harvey, los falsetes chakiros y los movimientos eclécticos de Ian, la vocalista va incitando a unos borrachos a saltar desaforados mientras mateiko trata de esquivarlos a la vez que agita su mano en señal de rock. Estás más buena que la batera de los losers!, gritaban los monos, uno de los cuales vestía una camiseta roja con un corazón amarillo en medio, y la gente se agitaba. La vocalista se encantaba con su público, pero todavía faltaba lo mejor… o lo peor, según cómo se vea.

cambió el cuarto
En el afiche había faltado una banda, ésta era la Nelson Olveira. Un grupo de gente disfrazada sube al ecenario. Gordito con sombrerito de señora veraniega de pocitos, una túnica que llegaba hasta las pantorrillas regordetas y peludas, para terminar en championes deportivos Naique. Éste era el vocalista y segunda guitarra de la Nelson.


contextualización histórica*

Nelson Olveira, para qué mencionarlo si se me cae un lagrimón (mas de un delantero dirá lo mismo de los magullones que le dejaste Nelson). El Nelson Olveira era de esos tipos campechanos que vienen del campo, por lo general, en la jerga futbolera rápidamente toman el apodo de "el canario" no solo por su pago sino también por sus características bonachonas y frontales, lo que se podría decir un buen tipo. Claro, éstos canarios que luego resultan jugadores de fobal te la baten así, con la humildad, pero adentro de la cancha olvidate, es como si te cobraran todo lo bueno que son afuera, adentro, en la gramilla, en el rectángulo de fuego, ahí no hay bondad. Recio, tosco pero de frente (la patada mas chica iba a la altura de la rodilla y bajaba de forma perpendicular a la tibia cosa de dejarte los taponcitos así, viste, marcados un rato nomás pa que te acuerdes del Nelson) Pero no solo despliegan su sagacidad en el difícil arte de "meter huevo", también la labia aprendida vaya a saber uno en qué bar de mala muerte del tierra adentro mientras se encajaba una grapa con limón y aprontaba el buche pa corderear, allí sí que se aprende rápido el oficio de la charlada, esa cortesía que no tenemos los montevideanos que a uno lo hacen sentir como si fuéramos del pago nomás, de allí que el Nelson varias veces supo lucir el brazalete de capitán en varios equipos en los que jugo: estandarte del fondo, magullador de tobillos profesional, mete boquilla entrenado "dale bo hay que sacar esto che" y buen tipo. Que mas se le puede pedir a un terrestre: que exista una banda de rock que lo idolatre, nada mas! Grande Nelson!!!

la orquestación
Mientras tomaba el último fernét con pepsi (cola equivocada) sin hielo de la noche, la Nelson da comienzo su mitín estrambólico. 

No quiero ser un frikie / todos putos / no encaran nada
Estuve hablando del pc/ un virus te voy a mandar


El guitarrista con el pelo en la cara y pegotín de los ramones quieto, inmóvil y con la cabeza siempre mirando sus pies, el rostro cubierto por el pelo. Un  bajista bailarín con camisa floreada y short de fobal noventero. Los colegas de escenario del vicalisto sombrerito.




Entre tema y tema se podían escuchar cosas como ésta:

Lean El Capital, es un libro muy importante para entender el mundo, y si lo combinan con un libro de metafísica, se convierten en Tabaré Vázquez. 
                                 ...

La juventud del mpp está de más y tienen que ir a los comités. Vayan que está buenísimo!
A lo largo del toque se podían apreciar las caras de estupefacción de algunos que no daban crédito a  lo que entraba por sus oídos, mientras otros pocos coreaban las letras, muy entusiasmados. Me facilitó una fuente relacionada a Mateiko (aleas mateoroc) que ellos mismos corrieron la bola de que el toque lo iba a cerrar una banda de chicas, para que la gente no se fuera luego de Magenta.

La música que escuché me resultó inclasificable, aunque con una presencia teenage punk clara.
Luego de un basto repertorio lleno de puteadas, discursos políticos y frases sin sentido, se despiden al grito de viva la moral y el estado!. El batero sale corriendo con los pantalones en la mano.

Fin.

p.d
Cuando todo termina, me queda la firme convicción de no haber entendido nada de lo que ocurrió ahí. Me vuelvo incrédulo, junto al Rifle, “una amiga que me encontré en el cine”, y Yostin, con la impresora Cannon  ip1900 bien agarrada sobre el asiento de la bicicleta, me digo, que lo mejor va a ser volver a ver esta banda. Por la salud mental mía y de mis kolegas. 

Fin (segundo)

dejo un video de la banda que inspiró y dio nombre al artículo 


*- apartado del Rifle, un referente en el fútbol, y un tipo de palabra.

sábado, 16 de abril de 2011

london o la nueva troya

Lugar: Troya (Larrañaga y Joanicó)
Fecha: Martes 12 de Abril
Bandas: The boys, la Sangre de Verónika


La primera idea fue que era mucho lugar para tan poca gente. Y después todo el rollo que hay con los lugares, que siempre le erran y que esa noche no iba a ser la excepción. Atendiendo a las cincuenta personas que había afuera del boliche a eso de las nueve de la noche, la situación no parecía diferir demasiado de lo imaginado.
Hay muchos tipos de punkis en esta ciudad, y eso la hace un poco màs amena. En el  caso del martes, no habìa peligro de avalanchas, bardos, botellazos ni drogas excesivas. Todos estaban trankilos. Incluso los que se sabían afuera. Esos que habiendo hecho las gestiones posibles para una entrada de garrón y la respuesta siempre había sido que no. La noche les devolvería una pequeña venganza, pero eso va más adelante en la historia.
La rutina usual de cualquier puerta, alguna cerveza, caras familiares de ámbitos como el sats de la teja, más seguidores de la sangre que apasionados por la banda inglesa. Hablando de tal banda y de aquella otra, de peñarol y la cortina de humo más grande de la historia. La puerta demoró bastante en abrirse. Sobre todo para los giles que a eso de las nueve ya estábamos ahí. La delegación de la música pensó que por viejos, los boys iban a ponerse ortivas con que querían tocar e irse rápido, ergo.
Entrando bajo unas luces de neón naranja que aclaraban "troya", un boliche grande, y un despliegue mayor en vallas que no ameritaba la concurrencia. Un documental que alternaba caras como la de Siouxie en sus veinte era proyectado en una minúscula pantalla en el escenario. Cada tanto, las imágenes captaban la atención de alguno. 
 El toke empezó con la Sangre y todos teníamos espacio para bailar a piacere. Además con el whiski a 40 pe en la barra, y una terraza para fumar, estaba todo arreglado. La banda local hizo lo de siempre, tocar rápido, seguidito, siguiendo fieles la enseñanza de los ramones, pero sobre todo, fugaces. No debe de haber llegado a durar una hora su toke. Algún hit y ningún tema del otro está en Montevideo. Bajista y bateros  estaqueados al piso y guitarrista hiper espresivo, como ese personaje de capussotto que no puede cantar y hace únicamente la mímica de los temas. A veces intercalaba algún uruguayísimo "vamo´arriba" a sus colegas gordinflones cuando a éstos se les iba acabando el aire. 
Terminó y todos a la terraza. Armando puchos y porros. Entre los ocupantes había dos que conversaban parados discretamente apoyados a una pared. Téngase en cuenta que la terraza debía de tener dos metros de ancho. Al oír un par de palabras en english se confirmó. Esos dos vetes eran the boys. Ni lerdo ni perezoso, este blog necesitó de urdir un plan para intercambiar alguna palabra digna de ser comentada más tarde por este medio. Ante la imposibilidad de recordar un puto dato interesante sobre cualquier cosa que tuviese que ver con la banda, la parte presente del blog sólo atinó a acercarse al que no tenía sombrero y con un tabaco recién armadito colgando en la boca pidió amablemente: fuego?. El que luego resultó ser el entusiasta bajista - no se indignen por la ignorancia, muchachos - que también fumaba, encendió el tabaco de la cronista, a lo que esta respondió algo parecido a "thanks". Afuera, aquellos que habían quedado haciendo puerta fueron sorprendidos con una entrada en mano para cada uno de parte del Hugo, el batero de la sangre.

The boys sorprendió. Sobretodo para quienes esperábamos unos viejos decrépitos que subieran a currar al escenario, otra brillante mentira del punk. Pero no. Era una señora banda, con bajista en medio. Dos guitarristas con pinta stone, batero atento y un vete de lentes de sol tras los teclados. Y la detonaron. El tranco de punk bien inglés, perfecto para bailar como pebete de londres calmaba un poco a los uruguayos que gustan del pogo de patadas y apretujones masculinos. Porque eso es cierto, como dice Iñaki, mucho olor a huevo. 
"Esta canción es nuestra" dijo el ya mencionado bajista al empezar a tocar las primeras estrofas de "el avestrús". Canción - motivo mediante el cual la mayoría de la gente de estos pagos conoció la canción "First time" de los ingleses: de la mano de Evaristo. La euforia se generalizó y muchos cantamos en español: "siempre estarás asustao, porque eres un dhscdajhds (palabra inentendible para cualquier rioplantense que se aprende los temas de oído, pero que según el señor google dice "albardao"). Luego del tema esperado y un par de bises, la atención se la robaban unas pechugonas que habían trepado al vallado y gritában sacudiendo. 
Algunas voces dicen que hubo una fiesta after por algún boliche céntrico que incluyó a los vetes, pero eso debería contarlo alguno de los que estuvo presente. así que a ver, alguien que se la juegue.


domingo, 10 de abril de 2011

Amazing combo

Lugar: Café la diaria                                                                                                                              Lugar: Solitario Juan
Fecha: Miércoles 6 de abril                                                                                           Fecha: Jueves 7 de abril
Bandas: Dead Elvis and his one man grave                                        Bandas: Dead Elvis and his one man grave    The great Munzini & the astonishing Soto´s                                                             Fabulous gogo boy from Alabama



I.
Mi bici se pinchó así que salgo caminando. En la intendencia encuentro a Aliosha. Canutito, whiski y pa abajo por soriano. Desde enfrente - nuestro punto natural de observación-  jugamos a reconocer gente mientras aprovecho las imágenes de afuera. Encontramos a la farándula surf local, un supersónico y un ultraman. Estamos un poco confundidos sobre las bandas que tocan. Yo lo vi en la diaria y él en Montevideo com. Él ya vió al Amazing one man band antes y ambos estamos entusiasmados por verlo ahora. Llega más gente y en la pared de la diaria puede verse proyectado un documental. El afiche en el pizarrón en la vereda advierte algo de “rock” “beatnicks” y “montevideo”. Algunos cruzan a quebrar nuestra pseudo-alienación. Llegan los vaskos. Debo confesar que los hemos engañado. Les hemos hecho creer, invitación tras invitación, que en esta ciudad siempre está sucediendo algo. Pero en realidad, son olas esporádicas. Y cuando suceden, lo más sensato que puede hacerse es seguirlas. Nada va a durar lo suficiente.
¡Namasté! gritan en el escenario. Un guitarrista de cada lado y en el medio el batero parado, sólo con chancha y redoblante. Todos llevan un turbante naranja en la cabeza. Ahí nos enteramos que The great Munzini & the astonishing Soto´s iba a tocar. Empiezan y todos nos animamos. Nos gusta. Bailamos. Miro al batero que toca y baila, mueve los pies, hace gestos, es el elegido de la atención. En la pared se proyectan imágenes de una película. Es un perro andaluz, me dicen.
Adelante bailan pocos, salvo una que tambalea borracha un par de veces, robándose el espectáculo. Finalmente cae en el escenario, tira micrófonos y desconecta conexiones. Es levantada y sigue girando pero no nos olvidemos de ella, como dice Aliosha. 
El demonio rojo se suma, ataviado de turbante también y empieza a hacer magia con las manos. Los ojos fijos, concentrados en las antenas pegadas a esa caja de madera, como si estuvieran llevando a cabo una lucha de control mental ente hombre y máquina. ¡Es un Theremin! me grita el vasko emocionado. Entre la música escucho algo de un inventor ruso del mismo nombre, sobre la URSS y Lenin y sigo bailando.  El amplificador deja de funcionarle al indio más barbudo que la pilotea a puro baile, con el micrófono en una mano y un pollo de plástico en la otra. Todos aplaudimos a la banda cuando termina.  Ahora mientras escribo, pienso que en realidad, son los tres amazings tocando juntos: el local, el holandés y el brasilero, y esa idea me gusta más. 
La música de Odisea del Espacio suena fuerte y desde el fondo aparece Dead Elvis, vestido como tal, con el traje entero blanco y careta. Saluda a los concurrentes de adelante, prueba los instrumentos y arranca. Toca y para. Tiene un mambo con los amplificadores que va enfriando la expectativa inicial. Cambia de cables. Arranca de nuevo. Para y habla. Habla abundante, siempre en inglés, hace preguntas, espera reacciones. No contaba con el decoro y la amargura de los locales, así como tampoco con la distancia que generó la diferencia idiomática, porque la mayoría no entendía un cuerno. Tampoco era tan difícil darse cuenta de lo que quería, una vez que había repetido varias veces U-i-a-a!!. Tan sólo nuestra queridísima vaska, copada con el toke respondió imitándolo (y doy fé que no habla inglés, eh). Elvis emocionado, la invitó a golpear en su tumba cuando ella quisiese. Nuestra tambaleante borracha de más arriba, al terminar el toke o tal vez ocasionando el fin del mismo,  atravesó la puerta del lugar de una patada. Los que estaban afuera remarcaban la imagen imperdible de la susodicha luchando por sacar el pie de entre los vidrios rotos. Un poco de conmoción, la música que demoraba en arrancar  y la noche que se diluyó entre el fin de Dead Elvis, el vidrio roto y la aparición de una patrulla y un milico tomando fotos a la puerta rota.

II.
Jueves. Camino porque todavía no arreglé el pinchazo. Como aún no son las 23 y tampoco quiero llegar primero, voy por 18 bajo una lloviznita de humedad. Una morriña que sorprendió a todo mundo. No hay demasiado en la vuelta, pero voy medio colgada tras matar ese último canutito.
En las maquinitas cerca de la Plaza Libertad, un grupito de pendejitos tapados de mugre y faltos de todo lo demás, rodean una maquinita. En realidad hay uno solo sentado en lo que simula ser un auto de carrera y los otros, más chicos, lo cercan conversando bajo mientras en la pantalla un cartel dice “insert coin”. Algunos artesanos, creo que los últimos reprimidos y desalojados, encontraron  la veta de que en la noche no hay comerciante ortiva que los denuncie ni municipal que zafe de dormirse en su plácido sueño estatal.
En el boliche, me mezclo entre los que están afuera. Encuentro a éste y aquella y compartimos whiskis y tabacos, incluso una mesa. Unos golpes de bombo empujan a la gente a entrar. Pachorra mediante,  me acuerdo que quiero ver al Alabama boy y sacarle alguna foto. Un señor, Alabama. Flaco y más alto aún por su jopo, se reía de tal manera al empezar el tema que había que mirarlo. Su zapato de punta le daba fuerte a algo en el piso, una señal de tránsito convertida en instrumento, adosadas unas chapas o algo por debajo, que hacía las veces de redoblante y plato. Además un charles, bombo y la guitarra, obvio.  Un par de temas y era imposible no pensar en los Cramps y bailar como un zombie punk.
Termina y todos aplaudimos. Mangueo un trago de cerveza, encuentro más conocidos y me cuelgo en la charla. Salimos todos a fumar. Le pido fuego a Dead Elvis y él me pide que llame a las que están conmigo, que no se deciden. Yo me quedo y lo converso. Boludeo, le pregunto algo del toke del día anterior y él responde con problemas de equipos. Me aburro un poco cuando llega la farándula rockabilly local - como el día anterior estaba la surf- Peyo Wild y Chucho Rockadicto se roban a Elvis a fuerza de tatuajes. Aparecen laKim y Rigotti que lamentan no haber visto al go-go boy pero tampoco tanto. Vamos a por otra petaca. Se ubican en un portal enfrente y ahí se quedarán.
Elvis empieza igual que el día anterior. Todos se apuran a entrar. Pachorra mediante me muevo sorprendida por la euforia general. Los concurrentes se apretujan frente al escenario. Habiendo entrado tarde y teniendo que trabajar para este blog, tuve que valerme de mi altura y mis codos más arriba de lo normal para superar cuerpos como estacas y caras de orto a mi paso.
Adelante el calor y el ahogo abundaban, mientras Dead Elvis se llenaba de cerveza, también cagado de calor. Aguanté un rato, pero al notar que la multitud aflojaba aproveché para salir.  Escucho desde la puerta fumando y el toke suena mejor que el del día anterior, por lo menos sin cortes, salvo las tertulias en english que forman parte del espectáculo las vegas gira sudamericana. 
Afuera me sumo a algunas conversas de nuevo. Esta vez se está más a gusto. Sin un puto porro, la borrachera entró cabalgando con el whisky. Me entero en la charla de la existencia de más one man bands y otras brasileras como Os Haxisins y Luizinho e seus dinamites. El tiempo me estafó y cuando quise acordar, el go-go boy y Elvis esperaban un taxi con sus guitarras y amplificadores. Todos se esfumaron. Antes de irse, el brasilero sacó unos discos de su mochila. Nadie los agarró mientras yo reaccionaba y agradecía. Un regalo para la música, pensé. Pero mejor, en el correr de la semana van a aparecer subidos en este blog amigo para no pisarnos los rubros. Ellos se van y yo también. Cuando pego la vuelta por el kallejón me doy cuenta que no tengo la bici porque pinché y que debo caminar porque el pinchazo sigue ahí.

miércoles, 6 de abril de 2011

Noches Blancas

Fecha: 4 de abril de 2011 / fecha kurtcobainera
Lugar: Decibelios
Banda: Nocturna

Hay que contextualizar. Lo aquí detallado ocurrió un lunes, quizá, el día mas bastardo de la semana, el peor día de la semana es el lunes por la mañana. A la noche ando céntrico, buscando alguien o algo. Hay un estado que se llama alunado y lo hallo, martes menta y lunes luna. Al final y muy al final encuentro eso que hay para hacer en Montevideo. Toparse con gente, lo de siempre y la data. Cumpleaños de no-se-quien en Decibelios, con bandas, gratis. De casualidad, un tanto buscada, encontramos Piedra Alta y de ahí pa abajo hasta Miguelete. Aún no son la una. Siempre andando en la luna. Pero recuerden: hay que contextualizar (a efectos de qué, no sé) lunes otra vez sobre la ciudad, la gente que ves va trillando punk. Nocturna es la cita y la banda que empieza a sonar (antes de la una). Ciertamente Nocturna no es un nombre muy punk, la banda sí lo es. El fede migraña, luce remera de los celtics, y que aporrea el bajo no es un verbo muy condecendiente con lo que hace, el va, se desliza, con esa forma de inmigrante Irish en Scotland. Una guitarra flaca, un batero tero y el elemento que sobresale en la cuestión nocturna. Vocalista vete, chupa cuero, lentes negros, birra en mano. Trago entre tema y tema, trago entre frase y frase, no derrapa, canta de costado como cangrejo y no le interesa molestar al público. Agradezco eso y me encuentro cantando un estribillo que dice “morir / morir / morir” con la pilsen en alto y la moral en lo bajo. Cuanta gente para un lunes, me dicen. Otro tema que habla de morir. Y otro más, si no escucho mal. Valoro otra cuestión y es que no tocaron mas de veinte minutos. Luego de eso, todo tiende a aburrir. Tocan Historia Triste de Eskorbuto, en el estribo, no puedo dejar de pensar en las formas extrañas de cantar y tampoco puedo dejar de bailar, con los ojos cerrados, como un pelotudo alunado un lunes sin lana. Vuelvo a casa, satisfecho. Lunes por la madrugada cierro los ojos y te pinto de blanco el techo.

Aliosha

lunes, 4 de abril de 2011

me voy a playa pascual

Lugar: Cañaveral bar (playa pascual)
Fecha: 2 de abril, 2011.
Bandas:  Razorbacks, Monkyman, Los Ultraman


hay paro de solfi.
Eso explica el largo rato que estuvimos en la parada del ómnibus de la primero de mayo, tratando de sacar temas de conversación con extranjeros que apenas conocíamos. La gente en general recurría a comparaciones en relación a la música y las costumbres, en fin, los temas que se agotaban rápidamente y el bondi que no venía. Con kincho  llegamos a la conclusión y a la necesidad de que debíamos hablar sobre ómnibus justamente. entonces arrancamos con anécdotas entre tristes y graciosas.   

los internacionalistas
Dos vaskos, dos norteamericanos y cuatro youruguas en el cometido de ir al toque de la mejor banda de surf uruguaya. Así parecía plantearse la noche. Es pretendidamente inútil proponerse hablar algo interesante con una persona de por sí, sino existe un esfuerzo por acercarse a la vida del otro, a su mundo. Yo no tenía nada importante para decir, como suele suceder, y me parecía redundante hablar sobre cómo maneja el estado uruguayo el monopolio de las telecomunicaciones en relación a suecia diez años atrás. Así que me dediqué a escuchar y fumar, y fumar y escuchar, y mirar para otro lado, y luego volver a fumar.



no solfi, no future
Al subir al copsa tardío nos recibe mateiko con nuevo look, un refinado bigote y un corte de pelo a lo Freddy Mercury que sumando a sus gafas de ver, daba la impresión de una unión mal lograda entre leo masliah y salvador allende. Empezamos bien, sin dudas, me digo, mateiko era una buena señal. El asunto era que los treinta y dos kilómetros íbamos a pasarlos como sardinas paradas que es peor que acostadas. Me dio una mezcla de pánico y regocijo constatar que las personas más cercanas a nosotros (los yoruguas amigos) en el 447 COPSA a playa pascual eran estos chicos extranjeros que parecían tan simpáticos. Esto me produjo cierta angustia. Me tuve que replantear mi posición descripta en el párrafo anterior. A pesar del desánimo y los empujones no flaqueé y me mantuve observador. A continuación mis resultados:

Celulares pantalla táctil por todas partes, lo tienen chorros, policías, trabajadores, niños. El brazo de una señora sentada en frente a mi, ocupaba casi medio pasillo. Yo trato de no apoyarme totalmente contra ese brazo enorme, pero la señora se duerme y su cabeza gira cual calesita y la maldigo entre dientes y trato de lastimar infructuosamente su brazo regordete con mi escuálida rodilla. Atrás mío hay personajes extraños que miran como marcando el territorio del pasillo. atrás que hay lugar. Siento que un hombre de mediana edad no tiene problemas en apoyar y refregar enfáticamente sus nalgas contra mí. Finalmente le digo puto por lo bajo y me corro de lugar sin hacer demasiado ruido. Él se me queda mirando serio y desafiante, pero no me intimida y miro por la ventanilla que justo pasaba un hincha de nacional y es automáticamente puteado por las piba` del bondi.

En el nuevo lugar estoy más tranquilo y sin la luz azul en los ojos. El pasillo sigue lleno. Vamos rumbo al templo del surf-rock según me han confirmado ciertas fuentes. Mientras, yo me debato entre qué tantos habitués a este viaje tiene el vehículo y cuántos son los accidentales, mientras mis amigos se dedican al intercambio cultural. Seríamos como los cónsules del rock. Adelante, mateiko haciendo de copiloto. Eso lo dejaba a uno tranquilo.
(Extracto censurado por la dirección del blog por hacer apología a diversas cosas, y por demasiado extensa)

    
mundo cañaveral
Llegamos a Playa pascual y las motos y las propias bases nos recibieron de la mejor manera, ruidosas y en abundancia por la “princi”. Lavulpe, al bajar del la lata de sardinas paradas, quería hacer un recorrido turístico a nuestros invitados por playa pascual, dos términos que nunca han de juntarse, según dicen los manuales serios de turismo. Su entusiasmo se apagó tan rápidamente en cuanto echó un vistazo a su alrededor. Vamos directo al toque. Acá sos visitante dijo uno que pasaba. Tá bien vamos. Por acá. No! Por acá!. No!! Si!, pero era por este otro lado!! No te acordas!!, etc!!. Esta ruidosa discusión que se daba entre lavulpe y kincho, sumada a la pregunta de Iñaki (uruguayo) a Robe (español) acá venden vino? dejaba serias dudas sobre la localía de los anfitriones y originó un largo período de desorientación y especulaciones que confundió a nuestros invitados extranjeros hasta el punto de hacerles barajar la posibilidad de una eventual venta de órganos express para financiar a los sacrificados cronistas de este blog. Pero para infortunio del blog y las familias de los gallardos escritores de la música, todo el malentendido del paradero del cañaveral tuvo como causa total el que mateiko, nuestro guía, se había bajado tres paradas antes dejándonos absortos y confusos. Finalmente encontramos el lugar.

En letras negras sobre fondo verde se paraba verticalmente el aparato de unos dos metros de largo. Versaba: El cañaveral en Lucida Calligraphy. A la izquierda de lo que parecía la amplia entrada una casa hecha templo de surf. Más a la izquierda del cartel verdeoscuro,  descansaba sobre el pasto una Chevrolet también verde oscuro, gmc pick up 1949, cabina abierta, dándole al lugar un aire rockabilly amazónico.
La entrada con bolas de luz a los extremos era larga, y al llegar a la casa, se encontraban bancos de tronco y mesas de carreteles de cable medianas. Al estilo mesa ratona. Al costado de la casa en cuestión se encontraba el cañaveral. Grande e intrincado. Una tabla de surf entre las cañas ensartada en la arena.

Llegamos temprano. Empiezan los ultraman a probar sonido. Mateiko llega media hora después que nosotros con dos chicas, una tomada de cada brazo. Todo un gentleman del rock. Una vestida en paños negros, y un azul francia rayándole los párpados de los ojos, la otra no recuerdo. Con su campera verde-amarella y sus mocasines SALVAJE llegó triunfal por la entrada de bolas de luz y se excusó por bajarse antes, y por su ausencia posterior. No problema, mateiko, no hace falta, al contrario.

el toque propiamente dicho
Bueno, vamo`arriba que el bajista se está poniendo la máscara de luchador, esa azul con bordes blanco-plateados que tanto nos gusta a todos.
Ahí viene.

Y vino nomás. Mientras mezclábamos vino con cerveza iban alternando las luces y ese tipo de cosas que alternan en un toque de surf cuando uno mezcla vino con cerveza.
Ya que sólo me pagan por comentar una banda por toque, voy a elegir a los Ultraman  y de paso hago menos  etiquetas. 

Cuando empezó los ultraman el lugar estaba a medio llenar, eramos pocos los que no nos movíamos continuamente de una lado al otro, y de esos quince o veinte personas había una, que destacó. Un chico que parecía con problemas, mostraba una careta que repartían los mismos ultraman imagino a los concurrentes, del legendario personaje japonés ultraman. Este chico cada cinco a siete minutos automáticamente alzaba la careta entre el público al dicho de "no seas careta, bo". Este refinada demostración de humor inteligente fue reiterada durante tres o cuatro temas. Al final, el bajista luchador haciéndo un bien al colectivo respondió. "no soy careta, soy máscara" y ahí se terminó todo, por suerte.   

En realidad no me acuerdo en este momento de mucho más nada,  recuerdo sí que bailé bastante y que fue mateiko el que me iba desayunando e introduciendo, de cuando en cuando, de los secretos intrincados que rodeaban a las bandas, el lugar y sus asistentes, y cómo se conectaba misteriosamente todo esto, para después desaparecer con alguna de sus chicas, la de negro preferentemente, mientras yo miraba la banda como atontado (recordemos la mezcla) y trataba de retener algo de lo que decía. Entre los restos de memoria vivos que aparecen aisladamente en los borradores de mi celular, está la afirmación de que el twist es la cumbia de estados unidos de los 50´s, hasta el presidente Truman lo bailaba. Implacable. 

Un tema de dos minutos puede hablar mucho mejor de lo que se vivió allí adentro, que yo. Es así que me limité a realizar un ranking de las más bailadas de lamúsicaqueescuchantodos en el cañaverao.

Como tenemos una política horizontalista, el ranking no tiene lugares numerados, esto significa que no hay uno,. dos, tres, etc. Sólo me voy a guiar por el orden de aparición de los mismos, aunque es probable que esté errado (la mezcla). Los temas fueron sonido amazónico, una excelente versión de los mirlos, otra versión de la primer banda de rock & roll, proto-punk y garage-rock peruana titulada demolición, junto con víctimas de elpha tron zoide, y kawanga, de los mejores temas que tiene la banda, a mi entender y sin hacerme el crítico que acá nadie sabe un sorete de música realmente. Salvo los que comentan, claro.


dejo un video que inspiró y dio nombre al artículo.




marco

sábado, 2 de abril de 2011

yanki yorugua


Lugar: Solitario Juan
Fecha: Miércoles 30 de Marzo
Banda: Rockadictos

Hay una especie de inquietud generalizada en todo toke en esta ciudad que hace que los concurrentes no puedan quedarse quietos. Y eso no significa que bailen. Es más bien un nervio pulsante, una constante calesita borracha entrando y saliendo del boliche, para fumar, para comprar alcohol en el iberpark amigo más cercano (después de una primera cerveza a noventa pesos no hay bolsillo ni corazón que aguante), para observar a todos los otros que están afuera, más o menos en la misma. El miércoles lo que nos expulsaba eran los cambios en el repertorio. Veníamos bien con el rockabilly, derechito, con el redoblante sonando como un tren en marcha, y de repente, una canción de Pappo. qué necesidad. Ese rocanrol lentón, cansino y gordo me aburre en demasía. Ahí pa afuera. Esquizofrénicamente empezaban a tocar "Rock this town" (si, el rockabilly tiene un gran drama con usar la palabra "rock" en todas las putas oportunidades posibles) de los Stray Cats y volvemos y bailamos. El trío la lleva bastante bien, tienen unos cuantos años tocando, saben cómo tienen que tocar para que suene lindo, aunque a mi colega nocturno le parece que tocan muy lento, sobre todo el bajista, el Sapo. Según me decía mientras simulaba tocar un contrabajo imaginario, prefiere que este instrumento suene como que fuera de percusión, como toca el de Reverend Horton Heat, más parecido a las bandas de psicobilly. A mi me agrada la pachorra yorugua de esta banda, tal vez porque "los años no vienen sordos" como anunció Aliosha.
Alrededor, el submundo rockabilly local se mostraba más bien aburrido. Muchas chicas preocupadas por sus tacos y por acercarse a mamársela a Markitos, EL hombre de la farándula local que escuchaba a la banda desde la barra. El resto del público jetea, mira su peinado, cuida su reflejo. Jack Daniels en vitrinas y remeras. En las paredes del antiguo pool rodó hay ahora miles de referencias a lo más superficial y consumista de la cultura yanki. Carteles de Ford, de Chrysler, uno que tiene dos pistolas cruzadas de no sé se sabe bien qué, como salido de la guerra de secesion o de la época de la ley seca. 
La banda demora entre tema y tema y la espera aquieta los ánimos. En eso los punkis la tienen clara - como en muchas tantas otras, eh-, hay que tocar todo seguidito, como los Ramones y no dar respiro. El toke se diluye y se termina sin pena ni gloria. Igual, salvó la cabeza de un miércoles de noche.