Ex Espacio Guambia

fecha: Viernes 5 de Abril 

bandas: Genuflexos / Tangente

lugar: Espacio Guambia

19.14hs. me despierto de una siesta pesada y reparadora después de un día de trabajo de siempre. Qué miérda es el cine de género? Qué pregunta de mierda. Será porque estamos en tiempo de festival de cinemateca. Me lavo la cara. Me mando a cine pocitos a ver una peli brasilera que arranca con alguna teta. Bien. un barrio privado y las miseria de su gente. Bien. salgo antes de que termine. Nunca hago esto. pero hoy tengo una razón. Saludo a los colegas. Me calzo los auri, me monto a la choba y arranco. Tengo menos de media hora para cruzar la ciudad con mi gorda que mete huevo. Vale la pena. Hoy tocan los genu. En rivera y boulevard un 163 me la juró por mi madre y mis hermanas. Sigo sin mirar. Llego a la primer parada. Iñaki y el Mesías empuñando y empalmando una tónica y vodka respectivamente. Se nota que les costó esperarme para abrir la tónica antes que llegara, pero lo hicieron porque son amigos. Sus bicis los esperan recostados en el banco de la plaza, cansados por tanta calle al pedo pero hoy no.

Lo que explica el moverse

Partimos en tromba para Guambia. Este lugar no me inspira mucho emoción, es más me la saca. Dudo de que sea un buen lugar, pero nunca he ido. Ya llegando a la esquina cultural, montoncitos de personas se reúnen alrededor de cajas de vino, tronchos cogollo y petacas de whisky. Son poquitos y dispersados. Adentro suena la banda telonera. La gente los está viendo. Decidimos atar las bicis al fierro más cercano a la puerta. Al toque se nos acerca el famoso negro artista que hace dibujos amigo de la movida y nos amenaza que los robos a las bicicletas están bravos en la zona. Los tres lo miramos con la misma cara. No es cara de asco ni de susto ni de enojo. Es de cansancio e incomprensión. Ya es la tercera vez en la semana que los autodenominados guarda-bicis amenzan con lo mismo. nada de amabilidad si quiera: amenaza. Nosotros alrededor de los autos que trajeron algunos de los asistentes a guambia le decimos: hacé lo que quieras. Nada más. No nos vamos. Nos quedamos fumando un tabaco ahí, entre las bicis y la puerta. El autodenominado guarda-bicis se va con alguno de los grupejos de amigos de la movida. Se supone que si usamos bicis no estamos en condiciones  de pagar, ni queremos, los gastos que implica viajar en ómnibus, entre otras cosas, mucho menos tener un auto.

Se nos acercan unos amigos jóvenes que son simpáticos y todavía no se la creyeron, o aún no lo demostraron, pero a los efectos actuales tampoco importa. Lo que importa es que vinimos a ver a los genu, vamos lo genu de mi corazón, uhoo!? No. Entonces nos metemos para adentro. La banda telonera está tocando los últimos tres acordes de la canción seguida de los aplausos de la gente que está vestida de gala.

Arranca la banda en cuestión. Buenas luces. Buen sonido. Le meten huevo. Hacen todos los temas del disco Rocky Marciano, y algunos sino todos del Ex Cine Trocadero. Hacen más temas de los que tenían pensado. Tocan bien y le meten onda. Uno queda satisfecho. El punto alto a mi gusto fue Zurfer, y una del primero que no me acuerdo cómo se llama (creo que no se fía) pero que parece que Juan (vocalista) vocalizara. El hombre mosca hizo su papel también. Todos lo recordaremos. Se hace notar que es una banda que aunque joven ya hace una década que viene tocando de forma intermitente, pero contundente. Con clima y una actitud modesta para lo que es la ultralocura que se ve hoy por muchísimo menos. Chapón. 

Lo que explica el título

Bueno, ahora parece que con esto del cierre de Guambia se viene la cultura abajo. Yo qué sé. La verdad es que yo nunca había ido a este sitio hasta ahora. No porque no me interesara especialmente la propuesta cultural, sino, simplemente porque no podía ni quería pagarlo. El azar quiso que asistiera al último concierto o antepenúltimo. Realmente, me parece que toda la lata que se hace por EG es una patada en los huevos a todos esos lugares que fueron cerrando y que ni la diaria ni el observador ni nadie publicó. Capaz la mente del montevideano promedio (como yo) es tan chiquita que no le da para valorar lo que significó EG en el acervo cultural de la ciudad. Para mí, básicamente, un espacio elitista a donde nunca llegué en unos cuantos años de ir a toques. No sé porqué ahora se me vienen a la cabeza dos lugares que ya no están, pero a los que fui muchas veces. La taberna (el sótano húmedo) de justicia y Pagola, y el club durazno. Las entradas eran gratuitas, o de 20, 30 pesos. Un dinero que para un adolescente que le gusta la mala música parece accesible. Para los genu pagué otra plata. Yo creo que la valieron, aunque suene feo hablar de cuánto vale una banda, pero lo cierto es que la plata existe, y la necesitamos para comer, movernos, coger, drogarnos y todas las cosas que nos gustan. Entonces lo digo.

Salimos del sitio que dejaría de existir dentro de poco y ocurre que las bicicletas seguían ahí atadas al mismo fierro que al comenzar el toke. El negro fetiche de snob se había portado bien. las cuidó sin que le pidiéramos y al final viene a recordárnoslo. Le tiro una moneda más para que se calle que por ganarse el mr simpatía.

Nos vamos tranquilos al barrio.