fecha: 27 de Abril
bandas: O’Neill / Comunismo
Internacional
lugar: Garajarte
letra: Arial 10
Bueno, vamos a
hablar de un toque. Un toque indie,
como diría La Diaria. O mejor dicho, un toque donde se manifestaron nuevas
formas de hacer música popular. Un toque contracultural, con una banda conocida
por pocos, y otra banda que no conocía nadie.
El lugar elegido
era Garajarte, un centro cultural construido en el living de una casa en Pando,
con una concurrencia muy fiel de locatarios y montevideanos. De la misma manera
que hace poco hablamos del último toque en Espacio Guambia, esta crónica habla
del último en Garajarte: Pocos días después del toque se vieron obligados a
cerrar temporalmente por fuerzas mayores. Plena temporada de cierres. Yo no los
voté. Estamos esperando aún su merecida reapertura, pero si eso nunca ocurre, habrá
concluido su existencia con uno de los mejores toques en la memoria reciente.
A pesar de la gran admiración
al periodismo gonzo en este blog, voy a quebrar una lanza por las técnicas conservadoras:
No voy a decir como hice para llegar, como estaba el clima, ni que tan
alcoholizada estaba la gente. Ocurre que lo más interesante en esta ocasión,
fue la música, y merece todos los párrafos venideros.
La primera banda
era O’Neill, habitué del circuito alternativo, en lo que podría ser la gira
presentación de su reciente disco “Mis alas para casos de emergencia”. El dúo
tomó el escenario: Batería y flauta a la izquierda; Voz, guitarra, y pedal de
distorsión a la derecha. Muy buenas letras, mejores aún melodías, por ejemplo
en temas como “Petrobras” o “Drogarse hace bien”
Algo admirable es
la dedicación del guitarrista a tocar con volúmenes altos, mientras que su voz
y el resto de los instrumentos queda en segundo plano, contrario a lo que dicta
todo manual pop. Tal es el shock que se lleva la gente por esta anomalía
sonora, que al menos 7 veces en todo su toque le pidieron que bajara un poco,
incluso su propio baterista se lo solicitó. A esto, nuestro rockero de ley
concedía a las peticiones, solo para subir el volumen a su nivel de siempre segundos después, cosa
que resultaba muy graciosa y admirable. Como caso extremo, un espectador subió
al escenario para bajarle el volumen manualmente. O’Neill ni se inmutó y volvió
a subirlo mientras seguía tocando; realmente muy rock. Más allá de la
consternación de los ya mencionados, no era difícil ver la calidad artística de
estas idiosincrasias, el sonido resultante era poco usual pero agradable; una
nube de distorsión y saturación que hacia pareja perfecta para las melodías y
voces por debajo.
Nota de color: En
una de sus charlas con el público entre tema y tema, O’Neill deja caer accidentalmente
un vaso de whisky al piso. El vaso cae parado y sin romperse. Un milagro del
rock. Ver para creer.
Cuando el segundo
dúo de la noche empezó a sonar (dos teclados, guitarra y varios pedales por
medio) el ambiente se transformó, las luces de navidad que acompañaban atrás
del escenario con secuencias sicodélicas parecieron amplificarse. Comunismo
Internacional surgió de sorpresa (igual que el verdadero comunismo en el mundo)
cuando lanzo su primer disco en Nikikinki Records a finales del 2012. Pese a
dura competencia, fue y sigue siendo uno de los mejores discos en la
discográfica. El boca a boca fue difundiéndolo lento pero firme con el paso de
los meses, hasta que la presión del público hizo que la banda saliera de su
cuasi anonimato y concretara aquello, su toque debut.
Primer tema y ya
explotó todo. Un teclado sostenía un hipnótico ritmo de bajo sintetizador que
me mantuvo cabeceando todo el tiempo, mientras el otro teclado y guitarra
melodizaban por arriba con magistral contrapunto. Siguieron los temas uno atrás
de otro. Mucho delay, slide para la guitarra, y cinta adhesiva para mantener
apretadas las teclas del órgano. Destacaban los tecladitos con sonidos muy
minimal y analógicos, reminiscentes a bandas clásicas como Kraftwerk. Puntos
altos fueron la versión de su hit “Camiones en el viento” (un tema con aires de
Neu!), y otros que no supe reconocer. Uno de esos fue un viaje electrónico con
muchas capas de sonido y melodías arpegiadas, al estilo Tangerine Dream.
La diferencia del disco
a la banda en vivo fue notable. Se sustituyo un poco la guitarra por más
teclado, y un poco la melancolía por el baile; la sicodelia permaneció intacta.
Para mi sorpresa, su espectáculo en vivo superó al disco. Fue una experiencia
trascendente. Mi colega me decía “Esto en Europa llena estadios”, y tenía
razón.
El que escribió esto será sin dudas, el creador del superhombre!
ResponderEliminarpropongo cambiar el nombre del blog a: y dice a sí:
ResponderEliminarel alcohol que toman todos
http://www.youtube.com/watch?v=NiwhalNRFwk aca está demostrado lo que fue esa noche, filmado con un celular...
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