sábado, 25 de mayo de 2013

Versión del viento: "Otros camiones que no supe"


fecha: 27 de Abril 
bandas: O’Neill / Comunismo Internacional
lugar: Garajarte
letra: Arial 10

Bueno, vamos a hablar de un toque. Un toque indie, como diría La Diaria. O mejor dicho, un toque donde se manifestaron nuevas formas de hacer música popular. Un toque contracultural, con una banda conocida por pocos, y otra banda que no conocía nadie.

El lugar elegido era Garajarte, un centro cultural construido en el living de una casa en Pando, con una concurrencia muy fiel de locatarios y montevideanos. De la misma manera que hace poco hablamos del último toque en Espacio Guambia, esta crónica habla del último en Garajarte: Pocos días después del toque se vieron obligados a cerrar temporalmente por fuerzas mayores. Plena temporada de cierres. Yo no los voté. Estamos esperando aún su merecida reapertura, pero si eso nunca ocurre, habrá concluido su existencia con uno de los mejores toques en la memoria reciente.

A pesar de la gran admiración al periodismo gonzo en este blog, voy a quebrar una lanza por las técnicas conservadoras: No voy a decir como hice para llegar, como estaba el clima, ni que tan alcoholizada estaba la gente. Ocurre que lo más interesante en esta ocasión, fue la música, y merece todos los párrafos venideros.

La primera banda era O’Neill, habitué del circuito alternativo, en lo que podría ser la gira presentación de su reciente disco “Mis alas para casos de emergencia”. El dúo tomó el escenario: Batería y flauta a la izquierda; Voz, guitarra, y pedal de distorsión a la derecha. Muy buenas letras, mejores aún melodías, por ejemplo en temas como “Petrobras” o “Drogarse hace bien”  

Algo admirable es la dedicación del guitarrista a tocar con volúmenes altos, mientras que su voz y el resto de los instrumentos queda en segundo plano, contrario a lo que dicta todo manual pop. Tal es el shock que se lleva la gente por esta anomalía sonora, que al menos 7 veces en todo su toque le pidieron que bajara un poco, incluso su propio baterista se lo solicitó. A esto, nuestro rockero de ley concedía a las peticiones, solo para subir el volumen  a su nivel de siempre segundos después, cosa que resultaba muy graciosa y admirable. Como caso extremo, un espectador subió al escenario para bajarle el volumen manualmente. O’Neill ni se inmutó y volvió a subirlo mientras seguía tocando; realmente muy rock. Más allá de la consternación de los ya mencionados, no era difícil ver la calidad artística de estas idiosincrasias, el sonido resultante era poco usual pero agradable; una nube de distorsión y saturación que hacia pareja perfecta para las melodías y voces por debajo.

Nota de color: En una de sus charlas con el público entre tema y tema, O’Neill deja caer accidentalmente un vaso de whisky al piso. El vaso cae parado y sin romperse. Un milagro del rock. Ver para creer.

Cuando el segundo dúo de la noche empezó a sonar (dos teclados, guitarra y varios pedales por medio) el ambiente se transformó, las luces de navidad que acompañaban atrás del escenario con secuencias sicodélicas parecieron amplificarse. Comunismo Internacional surgió de sorpresa (igual que el verdadero comunismo en el mundo) cuando lanzo su primer disco en Nikikinki Records a finales del 2012. Pese a dura competencia, fue y sigue siendo uno de los mejores discos en la discográfica. El boca a boca fue difundiéndolo lento pero firme con el paso de los meses, hasta que la presión del público hizo que la banda saliera de su cuasi anonimato y concretara aquello, su toque debut.

Primer tema y ya explotó todo. Un teclado sostenía un hipnótico ritmo de bajo sintetizador que me mantuvo cabeceando todo el tiempo, mientras el otro teclado y guitarra melodizaban por arriba con magistral contrapunto. Siguieron los temas uno atrás de otro. Mucho delay, slide para la guitarra, y cinta adhesiva para mantener apretadas las teclas del órgano. Destacaban los tecladitos con sonidos muy minimal y analógicos, reminiscentes a bandas clásicas como Kraftwerk. Puntos altos fueron la versión de su hit “Camiones en el viento” (un tema con aires de Neu!), y otros que no supe reconocer. Uno de esos fue un viaje electrónico con muchas capas de sonido y melodías arpegiadas, al estilo Tangerine Dream.

La diferencia del disco a la banda en vivo fue notable. Se sustituyo un poco la guitarra por más teclado, y un poco la melancolía por el baile; la sicodelia permaneció intacta. Para mi sorpresa, su espectáculo en vivo superó al disco. Fue una experiencia trascendente. Mi colega me decía “Esto en Europa llena estadios”, y tenía razón.




3 comentarios:

  1. El que escribió esto será sin dudas, el creador del superhombre!

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  2. propongo cambiar el nombre del blog a: y dice a sí:

    el alcohol que toman todos

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  3. http://www.youtube.com/watch?v=NiwhalNRFwk aca está demostrado lo que fue esa noche, filmado con un celular...

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